El derecho al sexo: feminismo para el siglo XXI by Amia Srinivasan

El derecho al sexo: feminismo para el siglo XXI by Amia Srinivasan

autor:Amia Srinivasan [Srinivasan, Amia]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Ciencias sociales, Sexualidad
editor: ePubLibre
publicado: 2021-01-01T00:00:00+00:00


SEXO, PUNITIVISMO Y CAPITALISMO

Un profesor negro que conozco les dice siempre a sus alumnos que deberían tener un plan por si ganan. ¿Qué deberían hacer las feministas si ganan? A muchos, esta pregunta les parecerá extravagantemente hipotética. Las feministas no tienen poder, dirán; sino que «le dicen la verdad al poder» desde una posición de relativa inferioridad. Pero el caso es que algunas feministas, guste o no, tienen muchísimo poder. Esto es cierto, por ejemplo, en el caso de las feministas que han sido decisivas a la hora de definir las normativas universitarias y laborales sobre el acoso sexual, las prioridades de las ONG globales y el tratamiento que se da a las mujeres en las leyes nacionales e internacionales. Lo es también en el de esas supuestas feministas que se han introducido como líderes políticas y como ejecutivas en los sistemas de poder existentes. Lo es en el de esas feministas cuyos objetivos confluyen, aunque no sea intencionadamente, con los de la derecha política: por ejemplo, las feministas antiporno y antiprostitución de los setenta y los ochenta, y las feministas transexcluyentes de hoy en día. Y lo es, cada vez más, en el caso de las feministas que han conseguido, por medio de las redes sociales, dirigir la atención del público hacia la conducta de los abusadores sexuales. Por descontado, estas feministas poderosas son casi todas ellas ricas, y por lo general blancas y de países occidentales. En ese aspecto, el feminismo ha reproducido en sus propias filas las desigualdades del mundo. Pero el hecho de que la mayoría de las mujeres —las mujeres inmigrantes y de clase obrera del norte global, las mujeres pobres, morenas y negras del sur global— sigan estando relativamente desempoderadas no es motivo para negar que algunas feministas ostentan un poder considerable. ¿Qué deberían hacer con él?

En septiembre de 2019, el Guardian informó de la aparición en Colonia, Alemania, de «autoburdeles» financiados por el Estado:

Situados a las afueras de la ciudad, el resultado es una especie de autoservicio sexual sin bajarse del coche. Los clientes entran por una calle de un solo sentido a un espacio al aire libre de aproximadamente una hectárea en el que las trabajadoras sexuales ofrecen sus servicios. Una vez cerrado el acuerdo, la trabajadora sexual acompaña al cliente a una cabina semiprivada de aparcamiento. Por seguridad, estas cabinas permiten que las trabajadoras sexuales puedan escapar fácilmente si es necesario —están diseñadas de manera que no pueda abrirse la puerta del conductor, pero sí la del pasajero— y disponen de un botón de emergencia con el que pedir ayuda. El establecimiento cuenta con trabajadores sociales y ofrece un espacio en el que descansar, resguardarse del frío y acceder a determinados servicios[289].



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